“A lo largo de su vida y de su crecimiento, la mujer atraviesa muchos cambios físicos y emocionales que, aunque están relacionados con la edad y con ciertas etapas de su vida, no son iguales en todas las mujeres. La pubertad y la menopausia son una realidad para ellas, y llegado el momento deben adaptarse a los cambios en su cuerpo y en su personalidad que estos procesos naturales implican. Por ello es importante que cuenten con toda la información necesaria acerca de estas etapas.
Es por eso que en este post te hablaremos del Síndrome del Ovario Poliquístico, una condición que puede afectar a muchas mujeres, en la mayoría de los casos sin que ellas lo sepan, y que afecta su calidad de vida. ¿Qué esperas? ¡Sigue leyendo!
“EL SÍNDROME DEL OVARIO POLIQUÍSTICO”.
Este síndrome afecta alrededor del 20% de las mujeres de todo el mundo y, aunque no tiene cura, existen varias maneras de controlarlo y evitar que empeore. ¿No sabes en qué consiste? ¡Aquí te lo decimos! El Síndrome de Ovario Poliquístico (SOP) es un trastorno provocado por el sistema endocrino, y ocurre cuando existen en el cuerpo de la mujer cantidades elevadas de hormonas masculinas, como andrógenos.
¿Quiénes lo sufren? Cualquier mujer es propensa a desarrollar esta condición, aunque se cree que tiene orígenes genéticos o está relacionado con los hábitos de vida.
A pesar de esto, su diagnostico todavía es complicado. Algunos estudios, además, señalan que quizá está relacionada su aparición con altos niveles de insulina en la sangre. Las mujeres entre los 18 y los 44 años son propensas a desarrollar SOP, y el peligro reside en que puede dar pie a la aparición de otras dolencias, como enfermedades cardíacas, hipertensión, cáncer y apnea.
Ahora bien, los síntomas del SOP son los siguientes:
Dificultad para quedar embarazada.
Ciclo menstrual irregular.
Obesidad o acumulación de grasa en el abdomen.
Vello corporal anormal.
Depresión.
Acné.
Caspa.
Piel con tendencia a ser grasa.
Una vez diagnosticado, existen varias formas de combatir el SOP, como lo son asumiendo una rutina diaria de ejercicios, consumir magnesio y hacer ciertos cambios en la dieta usual.
No olvides que todas estas medidas deben ser consultadas con un médico especialista, quien determinará qué es lo mejor para cada caso.
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